TREN DE VIDA
Trayecto 4: Yankee Doodle sobre el Oder
Nacida el 15 de julio, día más día menos, la Universidad Viadrina celebra su décimo cumpleaños con fuegos de artificio. Polacos y alemanes sacan a la calle sus bandas de música e inician una procesión al puente vestidos de domingo.
Lo sospechaba, con tanto ocuparnos de las cámaras se nos ha olvidado mirarnos al espejo y llegamos obviamente underdressed, es más, a Jakob se lo podría confundir con un polaco de la zona y yo llevo un pantalón como para actuar en una tropa de saltimbanquis, diseño me siento pop.
Las abuelas están tomándose unos croissants en el bistró nuevo de la estación, el último grito en mundialización.
Estoy empeñada en no perderme la ceremonia y corremos intentando localizar de dónde procede la música. Seguimos unos acordes celtas y, en efecto, la comitiva se encuentra delante de la frontera.
Todo el que va de traje se ahorra sacar sus documentos. A nosotros nos preguntan. Jakob le asegura al policía alemán que acompaña a una docente de la Universidad Europea, el representante de la ley me mira el pantalón y se lo cree. Es evidente que soy una extraterrestre polilingüe que no quiso disfrazarse de pingüino.
Cámaras de televisión y micrófonos siguen a las personalidades germano-polacas. Hoy pasamos casi todos, hoy es como si nos dejaran tranquilos con la dichosa frontera, todos los elegidos, los invitados. Los del pueblo no participan de la fiesta.
Cuando las bandas se aproximan a la mitad del puente, la comitiva se detiene y los polacos tocan el Yankee Doodle. Unas majorettes rubísimas imitan según les sale the music and the step de sus modelos norteamericanos. No sé si uno puede recordar la historia con sarcasmo de mejor o peor manera. En la Conferencia de Potsdam los Aliados acordaron entregarle la orilla izquierda del Oder a Polonia. Winston Churchill estaba juguetón y propuso rodar un poquito este país hacia el Oeste. El malecón de Frankfurt pasó a llamarse Słubice. Hoy en día es uno de los puntos de salida del territorio de la OTAN y de la Unión Europea.
Yankee Doodle, doodle-bridge
Yankee Doodle, do or die
A real nephew of the uncle Sam's
Born on the Oder border.
La Presidenta de la Universidad, que siempre me recordó a Mae West en sus años mozos, brinda para los micrófonos con el director de la parte polaca de la Viadrina. Sólo los medios oyen sus promesas. Se reparte champán y no llegan las copas ni a la tercera fila. Es suficiente para que las imágenes queden bien en la prensa.
Peregrinamos hacia el Collegium Polonicum, una especie de estación espacial instalada en un pueblecito de 3.000 habitantes. Del lugar sólo hay camareros y cocineros en el patio, preparando unas salchichas propias de la más internacional cocina europea.
Nos escapamos de una oficialidad en la que no nos saludan ni los que me conocen, puesto que es un día especial. Se trata de un domingo en el que se borran las bombas del pasado y los conflictos del futuro.
Aterrizamos en el presente a la vuelta de la esquina. Si comparamos las casitas grises polacas con los edificios repintados alemanes, en efecto, Frankfurt parece una puerta hacia el progreso económico. Sin embargo, esa impresión engaña. Słubice instala los komputery en los lugares menos pensados v tiene una tienda de fotocopias en la que el dueño piratea todos los libros necesarios para estudiar lo más barato posible. Los polacos son unos artistas en el sobrevivir con pocos medios.
En la pizzería donde entramos a comer hay insignias y sombreros de patrulleros estadounidenses colgados por encima de la barra.
Una joven familia de Słubice se dedica a observarnos sin pedir ninguna bebida durante media hora. El local está casi lleno, parece uno de los más modernos. Nos sirven unos spaguetti con setas deliciosos. De pronto me doy cuenta de que la música ha cambiado y suena la canción de Cría cuervos, una película de Carlos Saura, en castellano:
Todos los problemas de mi amor
se irán contigo, si tú no estás....
¿Por qué te vas?
¿Por qué te vas...?
Parece como si el CD-Player me hubiera adivinado el pensamiento. No puedo pasarme la vida de frontera en frontera, viendo cómo caen o intentando tirarlas.
Yankee Doodle,
doodle-bridge
With the girls be handy,
Go to hum, you´ve had enough
of bombs and of brandy.
Sería tan tranquilizador saber que has estado dando un paseo por el Oder, que escribes cualquier cosa con cuatro datos de aquí y allá, y luego , pues a casita. O acudir a un centro de trabajo que no cierran de vez en cuando porque en el solar de la parte posterior todavía quedan minas de la guerra. O sentarte agotada en el tren sin que una revisora esté una hora gritando por los pasillos:
- Esta mierda de extranjeros, ninguno quiere pagar.
Es cierto, no podré soportar durante mucho tiempo este tren de vida. Pero cuando me vaya lo echaré de menos. Habrá muchos nombres de jóvenes alemanes y polacos, rusos, ucranianos, finlandeses, checos, colombianos, italianos que me habrán contado sus historias a cambio de que yo les contara las mías. Recuerdo una frase de Ela comentando las críticas que hacia Eduardo Galeano al proceso de la globalización en los años 80:
- Es posible que tenga razón. Pero yo también veo aspectos positivos. Sin la globalización nunca hubiera podido comer naranjas.
“Tren de vida” se presentó en el proyecto web de Borderhack en 2001. Entretanto la frontera entre Polonia y Alemania se ha abierto bastante, aunque sigue habiendo restricciones para que los trabajadores polacos consigan permisos de trabajo en el país vecino. Un enlace sobre el proyecto Borderhack:
http://www.meiac.org/galeria_virtual/de-game/a/franilichtxt.html
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